titulo
Directrices para el buen uso del tiempo libre e los jovenes de sexto a noveno grado del colegio manuel antonio reuda jara sede antonio nariño
formulacion
¿Como dirigir el uso del tiempo libre de los jovenes de sexto a noveno grado del colegio manuel antonio reuda jara sede antonio nariño?
Sistematizacion
cuales son las actividades recreativas que mas disfrutan los jovenes
que alternativas existen el colegio para darle un buen uso al tiempo libre
que aspectos negativos interfieren en el desarrollo de actividades ludicas
que actividades son mas practicadas por los jovenes en su tiempo libre
que alternativas son viables inplementar en el colegio
conceptualizacion
los jovenes del colegio manuel antonio rueda jara sede antonio nariño son jovenes que oscilan entre 11 y 16 años de edad, pertenecen aun estracto socioeconomico bajo el plantel educativo en el que resiven sus clases es extencion de otro colegio.
Los padres de familia de estos jovenes son personas que a diario deben trabajar para subsistir
la estructura fisica del colegio no reune las condiciones basicas para el desarrollo de las actividades escolares y ludicas.
Algunos de ellos son agresivos con con sus compañeros demostando asi su poco formacion en valores, el desinteres por las actividades academicas y por cualquier otra que genere el esfuerzo mental les porduce ''pereza''
es comun ver alos hombres jugando futbol en su tiempo libre esta practica se presenta a diario pues es quizas una de las alternativas que mas tienen a la mano para distraerse debido a los escenarios deportivos con los que cuenta el barrio y el colegio los juegos puedn duras horas y siempre esta acompañadas por un lenguaje soes y vulgar .otro de las actividades en la que utilizan el tiempo libre esen los vidio juegos que estan en los alrededores del colegio. Alli los jovenes pueden pasar tardes enteras jugando con sus amigo algunos apuestan y fuman en estos establecimientos y a las mujeres dedicadas maquillarse o simplemente pueden pasar toda la hora del descanso hablando en algunas zonas alejadas de los demas compañeros
estos es comun entre los estudiantes de los grados superiores como 8 y 9 pues en los grados 6,7 las actividades fisicas son ejecutadas tanto por hobres y mujeres
objetivos
general
idntificar los aspectos que determinan el uso del tiempo libre de los jovenes del colegio antonio nariño
especificos
Introducción.
El desarrollo del conocimiento de la dimensión de la vida social no vinculada a la esfera laboral, ha descuidado su especificidad al no enfatizar las diferencias existentes entre los conceptos <ocio - tiempo libre - recreación> a partir de su anclaje en la historia; esto ha originado una confusión conceptual, que se transfiere al estudio de las actividades de esa dimensión social obstaculizando el desarrollo de instrumentos de investigación que permitan hacer comparables las prácticas recreativas en sus multideterminaciones y complejidad entre distintas sociedades concretas. El presente trabajo intenta ser un aporte para la construcción teórica en este campo. Simultáneamente busca despertar el interés de quienes están vinculados a la temática, por contribuir con críticas y nuevos enfoques a delinear una teoría de la recreación, aspiración sentida pero solo posible de lograr en procesos de intercambios colectivos.
Introducción
Incorporar positivamente a la sociedad a niños y jóvenes que viven en las calles, demanda un trabajo prolongado, articulado en etapas, que repare al menos los traumas más graves de su situación, que modifique su conducta impulsiva y probablemente violenta y que a la vez fortalezca cualidades y aptitudes, además, en un ambiente terapéutico; cambios todos que forman parte de un proceso de reintegración social.
Introducción.
El desarrollo del conocimiento de la dimensión de la vida social no vinculada a la esfera laboral, ha descuidado su especificidad al no enfatizar las diferencias existentes entre los conceptos <ocio - tiempo libre - recreación> a partir de su anclaje en la historia; esto ha originado una confusión conceptual, que se transfiere al estudio de las actividades de esa dimensión social obstaculizando el desarrollo de instrumentos de investigación que permitan hacer comparables las prácticas recreativas en sus multideterminaciones y complejidad entre distintas sociedades concretas. El presente trabajo intenta ser un aporte para la construcción teórica en este campo. Simultáneamente busca despertar el interés de quienes están vinculados a la temática, por contribuir con críticas y nuevos enfoques a delinear una teoría de la recreación, aspiración sentida pero solo posible de lograr en procesos de intercambios colectivos.
Desarrollo
Se parte del supuesto de reconocer que los significados otorgados a los conceptos <ocio>, <tiempo libre> y <recreación>, se entremezclan con una característica: se ha pretendido incorporar en viejos conceptos una nueva realidad histórica, sin desprenderlos de la vieja significación surgida para un grupo social determinado en una formación socioeconómica particular.
En el marco de la temporalidad social no destinada al trabajo, desde los griegos a la actualidad aparece una temporoespacialidad identificada con acciones dirigidas al descanso, la diversión, la contemplación, el placer, la socialidad entre otras similares denominadas casi indistintamente como “ocio”, “tiempo libre” o “recreación”. Una consecuencia de tal tratamiento conceptual ha sido la desvinculación del concepto con sus referentes empíricos. Por otra parte, el estudio de las prácticas de ocio, tiempo libre o recreación se han presentado preponderantemente en una visión desarticulada y desde miradas fragmentadas del sujeto, que solo han dado lugar a la búsqueda de “motivaciones intrínsecas de las actividades”, “funciones psicológicas” o meras descripciones de las mismas. La dimensión de la práctica queda atrapada casi con exclusividad en un nivel subjetivo, lo que dificulta nuevamente un estudio social.
OCIO
Indagar en el concepto ocio implica situarse inicialmente en las civilizaciones griega y romana. Partiendo de los griegos, quienes le dan su carácter primigenio, el ocio, se reconoce a partir de Platón y Aristóteles fundamentalmente, configurado como ideal desde la suposición que los hombres somos más de lo que parecemos ser (Byron Dare,1991). El ocio permite el desarrollo de la potencialidad del ser humano, y en este sentido se configura en ideal. Es así como entendían los griegos que los esclavos eran necesarios porque con su trabajo se cubrían las necesidades materiales de una sociedad, mientras otros dedicaban su tiempo y energía al intelecto activo, a la búsqueda de las verdades supremas. Si nos centramos en el modo de producción para otorgar mayor sentido al análisis, el ocio de los griegos solo podía existir en el espíritu de hombres libres, aquellos de condición no sometida o esclava, y los hombres libres solo podían existir en tanto se mantuviera en Grecia la esclavitud. El ocio y el ideal de ocio griego deben ser entendidos entonces como parte de una formación socioeconómica esclavista, como una configuración de significados específicos que surge de la forma que toma la organización para la subsistencia material de los griegos. Se encuentran además en el inventario de los griegos, grandes fiestas y espectáculos para los habitantes de la ciudad; pero se reconoce también que la intención de tales manifestaciones respondía al deseo de unir a los miembros de la ciudad a través de un homenaje colectivo a sus dioses protectores; fundida con un interés egoísta, la religión servía de base al patriotismo, proporcionando a la vez la cohesión moral en el pueblo, y con frecuencia brindando elementos preciosos de información intelectual y estética (Aymard-Auboyer, 1969: 407-409). Goodale y Godbey (1988:18) reconocen tres elementos contenidos en el ideal griego del ocio: tiempo, necesario para la elaboración y elevación de la cultura; fermento intelectual, dado en la necesidad de explicaciones mitológicas o metafísicas constantes, y seguimiento de un ideal, premisa más característica de la Grecia antigua que de cualquier otra cultura; por tanto, agregan, el “ocio” tal lo entendieron y usaron los primeros filósofos griegos, solamente puede ser entendido a la luz de los ideales de la cultura griega. Otra significación del ocio griego devenida de las propias características de la cultura pero poco reconocida por la bibliografía específica, da cuenta de que el ideal masculino en dicha cultura es “a favor de los ocios” (Aymard-Auboyer, 1969:396). Esto implica que el ideal del ocio griego encierra también una definición de género.
En síntesis, el ocio griego encierra la condición de ser un interrogante, una búsqueda de la expresión del hombre en su condición ética, no es una expresión acabada y concreta en actividades del tipo que en nuestros días pretendemos definir sino es concebido como una predisposición del ánimo, del ser, como una actitud “para ...” configurada en un ideal de cultura.
A diferencia de Grecia, a Roma le interesaba la expansión imperial y el enriquecimiento personal –fundado en el desarrollo de la moneda-, los que a su vez arrojaban una sostenida y creciente urbanización, diferenciación de sectores sociales, grandes masas de desocupados “libres”, nuevos oficios y ocupaciones que derivaban de la urbanización, lo que los mantenía ajenos a intereses comunes que se dilucidaran en el plano de las ideas. La organización socioeconómica del Imperio contempla una transformación incipiente frente al surgimiento de pequeños artesanos demandados por las nuevas formas de ocupar el espacio –la urbanización-, si bien la formación socioeconómica sigue teniendo su esencia en el esclavismo. En este contexto, los aspectos del ocio resignificados en Roma pueden centrarse en: 1-se inicia una fusión en el ámbito individual de las categorías “ocio-trabajo”, reconocida socialmente La negación del otium romano, es el neg-otium, de donde deriva “negocio” es decir, trabajo al que se dedicaban negociantes y mercaderes. Ocio y negocio, son parte constitutiva del hombre completo, y desde esas dos dimensiones el hombre se manifiesta; 2- el tiempo de ocio , es en Roma atributo de las grandes masas –aunque no en forma exclusiva- para quienes los poderosos sirven con fiestas y espectáculos. Esto marca un perfeccionamiento del ocio popular que deriva en ocio de masas como arma de “dominación”; 3- el ocio se expresa en actividades concretas y colectivas fundamentalmente de tipo <espectáculo>, no ya en términos de ideas o ideal; 4- La búsqueda del placer está impregnada de materialidad y desprovista de los parámetros de la moralidad eteniense.
Con la caída del Imperio romano, la iglesia organizada hizo valer su autoridad y se propuso llenar un vacío institucional. Esta doctrina propicia la soldadura mental y moral de la sociedad con su ideal de salvación e inmortalidad de las almas. El mensaje de trascendencia espiritual posibilita la superación del caótico mundo empírico predominante en la época. Así se reemplaza la razón por la fe, y ésta –tal como lo formula San Agustín-, es el objeto de la contemplación. La razón –objeto de contemplación para los griegos- se abandona, por tanto se ha dejado de lado uno de los aspectos fundantes de la concepción del ocio griego. Otro aspecto que muda, es la noción del “tiempo”. Para los cristianos el tiempo es de por sí sagrado, tiende hacia una plenitud futura, pertenece al mundo venidero, pero debido a la realidad humana deben ser signos visibles para el hombre los que marquen los tiempos sagrados; es así como se impone el domingo o “día del Señor” en el calendario litúrgico. Tanto el “descanso” como la “contemplación” y la “fiesta” representan la posibilidad material para el hombre de profundizar y tomar conciencia de su dependencia con el creador y disponerse espiritualmente a recibir su gracia. Así puede resumirse el nuevo sentido otorgado por la doctrina cristiana al tiempo de descanso, a la interrupción laboral que se impone con el domingo.
Durante el siglo XVI, con el incipiente surgimiento de la economía de mercado comienza a gestarse como derivación del ocio, el concepto de ociosidad. La condición humana adquiere la condición natural de impureza y pecado, y la potencialidad del ser humano –defendida por Aristóteles- se circunscribe a la superación de esa naturaleza a través del trabajo. El trabajo pasa a ser el elemento que dignifica al hombre y la ociosidad su condena. La crítica al ocio que surge en este período abarca dos dimensiones: la económica y la moral. A partir de aquí el concepto de ocio, tal como lo hemos analizado, no tiene la capacidad de expresar un contenido válido en diferentes momentos históricos. Cuando se intenta recobrarlo, da lugar –por las condiciones históricas-, a un nuevo concepto, el Tiempo Libre.
TIEMPO LIBRE
La revolución industrial marcó el punto de partida en la concepción del tiempo libre. Tal lo describe Thompson (1984), la revolución industrial no era una situación consolidada, sino una fase de transición entre dos modos de vida. Hacia el 1700 en Inglaterra comienza a instalarse el panorama capitalista industrial superponiendo a los patrones de conducta socializados, los esquemas del disciplinamiento en el trabajo, introduciendo en las escuelas la crítica a la moral de la ociosidad y la prédica a favor de la industriocidad. El disciplinamiento y el orden en el trabajo pasó a invadir todos los aspectos de la vida, las relaciones personales, la forma de hablar, los modales, al punto tal que fueron minando la alegría y el humor; “se predicó y se legisló contra las diversiones de los pobres” (Thompson, 1984: 449), en un intento de suprimir bailes y ferias tradicionales, como parte de la desvalorización a la comodidad, el placer y las cosas de este mundo. Estas medidas tienden a desterrar los “habitus” de campesinos, socializados en un tiempo y espacio signado por el ritmo de la naturaleza en una forma de producción agropecuaria, es decir una formación precapitalista no urbana. Tales prohibiciones pretenden instaurar nuevas formas de apropiación del tiempo – tiempo de reloj- que deberían conducir a un trabajo sistemático, regular y metódico, lo que no daba lugar a estados de “ociosidad”. Instaurado un tiempo laboral deshumanizante – por la prolongación de las jornadas de trabajo para adultos y niños en condiciones extremas- se hicieron sentir a través de las incipientes organizaciones gremiales, las demandas de <tiempo libre>. Se reclamaba tiempo libre de trabajo, para descansar del trabajo, e aquí el sentido primigenio del concepto. La lucha por la conquista de tiempo libre se sucede logrando paulatinamente una reducción de las horas de trabajo. Al mismo tiempo, se diversifican las consignas para la utilización del tiempo liberado. Aparece la demanda por la necesidad de tiempo libre para el desarrollo cultural y la socialidad. Se resumen aquí aspectos vinculados a la participación social, la educación e instrucción en sociedades cada vez más complejas, hasta lograr las vacaciones pagas, reivindicación que impulsa sostenidamente el desarrollo del turismo como práctica en el tiempo libre.
Retomando la descripción de algunos aspectos del industrialismo, en el marco del capitalismo en consolidación, se puede identificar un creciente impulso al desarrollo de tecnologías de uso doméstico, que afectan directamente esta esfera de tiempo libre autónomo. La radio, la televisión, el cine, capturan horas de tiempo libre diario, y de fin de semana, al punto de ejercer una hegemonía en las posibilidades de uso del tiempo. Reconocida esta hegemonía cultural, en manos del propio capitalismo, se modifica la demanda y se alude a la “libertad”, en términos de alcanzar una vivencia real de libertad –al menos- en el tiempo libre. Se plantea entonces la discusión acerca de la “libertad”, y se discute entre distintos enfoques sociológicos, las posibilidades de vivir la libertad en el tiempo de no trabajo. Queda planteada otra dimensión de análisis, el plano de la “libertad” en el tiempo, con referencia a la alienación en el trabajo y sus efectos en el tiempo libre. Termina de configurarse la problemática con relación al análisis del tiempo libre: tiempo de “libertad” – “libertad” en el tiempo, de los efectos del trabajo, de los medios masivos de comunicación, entre otros.
Resumiendo, la idea de tiempo libre en las sociedades pre-industriales no tiene prácticamente puntos de relación con el concepto que se gesta a partir de la revolución industrial. Nace en términos cuantitativos y en su desarrollo encuentra la necesidad de cualificarse. Inicialmente también, se configura como instrumental, para ganar un espacio de autonomía, que encierra problemáticas propias de la era industrial, como el tema de la libertad. Si bien nace como tiempo “liberado” del trabajo, debe posteriormente, plantear una liberación de la “cultura jerarquizada” tal como lo plantea Touraine (1973: 197-230), y la cuestión de la alienación en el trabajo, para poder seguir fundamentándose el concepto como tiempo libre. Aquí la expresión ya tiene los dos aspectos considerados en todas sus implicancias: tiempo libre, en tanto horas de no trabajo; y libertad en el tiempo; en tanto libre disposición de ese tiempo, considerando la libertad ideológica como psicológicamente, tal lo señala Munné (1980).
Más recientemente –y atendiendo al aspecto cuantitativo- el aumento del tiempo libre en las sociedades capitalistas responde a una necesidad estructural del sistema: descansar para seguir produciendo y disponer de tiempo para el consumo (Alvarez Sousa: 1994, 40). Aparece entonces un aspecto novedoso: la función que se atribuye al tiempo libre con relación al consumo. “El consumidor y la economía exige disponer de un tiempo libre para realizar sus operaciones de consumo [...] Nuevamente se evidencia como las particularidades que adquiere el modo de producción en una formación socioeconómica concreta, expresa una dialéctica entre los diversos fenómenos de la vida social y la base material que la sustenta (Kelle y Kovalzon 1985).